31 oct 2008

Relato de Nohad Parte 4ª

Cápitulo 7: "Disputa"

El hombre de la gabardina despertó.
- ¿Que coño a...?.
Intentó levantarse, pero las piernas apenas le sostienian.
- Haber, recapitulemos, yo intentaba salvar al mago penoso de los cojones- dijo el extraño chico de la gabardina- cuando apareció la tia buenorra esa y me miró raro, asi que pasé de contestar. Despues se me acerco y me aparto la espada, que si a tocado la hoja mañana tendra un moraton en la mano por muy fuerte que sea, y despues no recuerdo nada mas.
Se fue levantando despacio y de repente se dió cuenta de algo.
- ¡La espada!- dijo asustado- Es demasiado peligrosa para dejarla por ahí tirada, si alguien la toca o intenta cojerla...

Magneto salío de la habitación y bajó.
Se puso a hablar con el posadero.
- ¿Que es lo que tengo que hacer?- le preguntó.
El posadero le miro algo extrañado.
- ¡Es tan simple como servir las mesas!- le dijo- ¡Pero ten cuidado y no hagas muchos esfuerzos hasta que tus heridas se cierren!
- ¡Deacuerdo! - contestó Magneto.
Magneto empezó a limpiar las mesas con un trapo humedo que el posadero le dió.

- ¿Cuando vas a dejarme en paz?- decia la chica sobre la cama- ¡Deja de cogerme!, ¡sueltame de una vez!
Se agitó fuertemente como si luchará con alguién.
- ¡He dicho que me sueltes!- gritó.
De pronto la habitacion se quedó en silencio.
La chica se despertó cabreada.
- ¡Maldita sea!...otra vez...- dijo muy cabreada- ¿No me dejaras descansar una noche o que?
La muchacha se arregló las ropas rotas y se equipo todas sus cosas, recogió todas las pertenencias e hizo la bolsa.
- Pensé que este dia tardaria mas en llegar- pensó.
Salió de la habitacion y bajó las escaleras. Llegó al recibidor.
Magneto ve a la chica y baja la cabeza.
No sé atreve a mirarla despues de lo que paso.
Se daba miedo a si mismo.
Se dirige al posadero y le da una pequeña bolsa.
- ¡Tome, aqui esta todo el oro que le debia por el uso de las habitaciones!- le dice al tabernero- ¡siento haberme retrasado en su pago!
El posadero la coge algo anodadado.
- ¿Ya estais bien?- le pregunta.
- Si, me marcho del pueblo, no quiero...- dice ella con algo de dificultad- ...no quiero quedarme aqui más tiempo, un año casi ya... es demasiado.
- Pero vos...vos erais nuestra sanadora ...- dice el tabernero- ¿Y si alguien cae herido?
- Lo siento mucho, debo marcharme- dice firmemente ella.
Pusó rumbo, salió de la posada.
Magneto se apresuró a ir tras ella.
- ¡Espera!- gritó Magneto.

El hombre de la gabardina empieza a bajar las escaleras y vé que la chica se marcha.
- ¡Ey, tú!¿donde esta mi espada?- pregunta a la chica yendó detrás de ella también.
La chica se giró.
- ¿Que es tanto alvoroto?- preguntó cabreada.
- ¡Necesito hablar contigo!- contestó Magneto.
El hombre de la gabardina se acerca algo más a ella.
- ¡No me importa si te vas!- dice friamente- ¡Solo quiero saber donde esta mi espada!
- ¡No quiero hablar nada con nadie!- contestó la chica a Magneto y despues miró al de la gabardina- ¡...y tú espada yo no la cogi...¡ese es tu problema!, ¡no haberla desenfundado de su vaina!
Ella se gira, les da la espalda a ambos y sigue caminando.
- ¡Te debo la vida, si me odias, ya sabes lo que puedes hacer!- dice Magneto avanzando convencido hacía ella- ¡Me has salvado la vida dos veces....y yo a tí ninguna!
- ¡La vida no se se debe!- le contesta ella- Tú vida te corresponde, ¡y deja de decir sandeces!¡Yo ya no pertenezco a este pueblo!
- ¡Ahora no te pongas en plan borde!- le dice el chico de la gabardina a la chica- ¿Sabes donde esta o no?
Ella miró al chico de la espada.
- ¡Y tú, no se que me estas contando!- le contesta ella- Por lo que me han contado caí inconsciente, así que no sé que le ha pasado a tu espada.
Ella se giró y siguió caminando.
- ¡Cuando me desperté no tenia la funda!- dijo el hombre misterioso- ¡Alguien la ha guardado en algun sitio o algo asi. ¿Se puede saber porque te vas? Por lo que sé eres la única medico del pueblo. Sabes perfectamente que irte de aqui significa dejar morir a muchos.
Magneto pensó un momento.
- ¡Creo que huyes de algo!- dice Magneto- Te conozco poco, pero irte tan de repente no es muy propio de tí.
- ¡Haré con mi vida lo que me plazca! ¿entendeis?- dice ella muy cabreada- ¡Solo sois dos extraños que han intentado entrar en mi vida más de lo que debian. No me gusta ser fundamental en ningun lado, voy por libre, hago lo que me da la gana. ¡Esta conversacion ha terminado!
Se dio media vuelta y comenzó ha andar rauda.
- ¡Haz lo que quieras!- dijó cabreado Magneto ante tal cabezonería.
Magneto silbó a su caballo que llego y se montó en él de un ágil salto.
- ¡Yo tambien debo marchar!- dijó despidiendose, y a los pocos instantes se fue al galope.
- Y yo que pensabá que era un egoista- dijo el chico de la gabardina- ¡Respondeme una última cosa! ¿Aún seguis buscando al asesino del pueblo? Yo sé quien es.
- ¡He dicho que no tengo nada que ver con este pueblo ya!- respondió ella- ¡Habla lo que sepas con el alcalde...o... yo que sé...!
- ¡No me interesa el alcade, ni nada de eso, me interesa saber porque cojones alguien que hace dos dias estaba ayudando a un extrangero que se desangraba ahora deja morir a los aldeanos que conoce!- dice el extraño de la gabardina.
La chica se para y se gira. Camina con la cabeza baja hacia él, sin dejar ver sus ojos hasta colocarse a un par de metros del chico.
- ¿Quien te crees que eres para cuestionar mi forma de actuar y mis principios?- recrimina al individuo con una voz sobria y unos ojos que no se ven.
El ambiente parecía estar ahora enrarecido.
El chico metió las manos en los bolsillos de la gabardina.
- ¡No hace falta creerse nadie para darse cuenta de que aquí falla algo!- dice el chico- No se que es, pero no quiero que un día nos volvamos a encontrar y por no saber que pasa acabemos de ostias.
- ¿Pelea?- dice ella sorprendida- ¡Eres una inmundicia! ¡Yo no peleo! ¡Yo solo defiendo! Curo tanto el cuerpo como los corazones de la gente...y me voy...me voy... ¿QUIERES SABER POR QUE ME VOY?
La chica iba con la cabeza baja y sin enseñar los ojos.
- ¡Ja!- contesto el extraño- ¡No me creo que nunca allas atacado primero!, venga, dime, ¿por que te vas si sabes que aquí puedes vivir tranquila y ayudando a la gente?
- ¡Estupido ignorante!- dice ella cabreada- ¡ME VOY PORQUE SI ME QUEDO SERIA UN ESTORBO MAS QUE UNA AYUDA! ¡Soy...soy peligrosa! ¡No entiendes nada...y me da igual que no lo entiendas!
La chica miró alos ojos al extraño. Los ojos de ella rompian lagrimas a raudales, eran lagrimas de sangre.
- ¡No puedo controlarme!...¡no soy yo!...¡no soy!...¡ella!...¡TU NO LO ENTENDERIAS!
La chica dió media vuelta y salio corriendo.
- ¡Eres tu la que no entiendes nada!- pensó el chico.
La sigue esperando que se calme, puede que entonces este mas dispuesta a hablar.
- ¡No eres la unica que tiene algo "especial", llevo mas de tres decadas de condenado y he visto de todo!- piensa- ¡solo serias en estorbo para quien no te comprende, no para los que si lo hacemos!
De repente el aire pesaba más. La chica se paró, todo a su alrededor pareció pararse.
- ¡Vaya, vaya, vaya!- dijo la chica- ¿Me sigues a mi, encanto?
La chica se giró y le miró fijamente a los ojos, esos profundos, horribles, crueles y atractivos ojos rojos, transmitiendo asi un escalofrio hasta a la más dura piedra.
Comenzó a andar en direccion al extraño que la seguía.
- ¡Ahora lo entiendo todo!- dice él- ...debes estar maldecida, tener doble personalidad...o algo asi...esta claro que ahora no eres la chica de antes.
El chico lleva la mano a su espalda.
- ¡No tengo la espada!-piensa- ¡mierda!
- ¿Buscabas algo cariño?- dijo sonriendole sarcasticamente, podia apreciarse el color de sus ojos a la luz del dia, era un rojo sangre con manchas negras, no eran ojos normales- ¡Ams...si....tu espada! Bonita espada, por cierto...creo...que tiene el color de mis ojos.
- ¡Ya veo!- responde él- ¡Tú debes de haberla escondido!,bueno, sigo sin saber que o quien eres, pero almenos se porque la otra chica quiere irse de la ciudad.
Se quitó la capucha y la miró directamente.
- ¡No eres la única con unos ojos "bonitos"!- contestó.
Ella empezó a reirse.
- ¿En serio?- preguntó ella- ¡Vaya! Sabes que...tu espada me gustó, creo que me quedaré con ella por tener un recuerdo de esos ojos tan bonitos que dices tener.
Le guiñó un ojo, se dió la vuelta y comenzó a correr veloz, muy veloz.
- ¡Mierda!- piensa.
Echa a correr a toda velocidad sigiendola.
- Mi especialidad siempre a sido la velocidad, pero me esta costando segirla- piensa mientras extiende un brazo hacia ella.
- ¡DETENTE!- grita él.
Algo explota cerca de ella, pero no le da.
- ¡Falle!¡mierda!- se maldijo a si mismo- ¡No puedo usar tanta sangre con quimerismo!
Vuelve a extender el brazo y se concentra.
- ¡Engañare sus sentidos para hacerla creer que tiene una pierna rota!- piensa para sí.
Apunta y le da en la pierna.
Ella rié. Parece no haberle afectado para nada.
- ¿Intentas algo, vampirillo de tres al cuarto?- pregunta ella sonriente.
Mientras corren y corren ella de repente se para y se agacha, hace como de tropiezo para que el chico se caiga al intentar parar repentinamente.
El chico frena en seco, casi apunto de perder el equilibrio, se pone frente a ella.
- ¿Que coño buscas?- pregunta el chico- ¡Veo que no puedo engañar a tu cuerpo, pero puede que esto te calme un poco!
Se concentra, la tierra empieza a temblar, el cielo se enegrece.
- Asi no tendre que preocuparme por el sol- piensa él.
Y de entre las sombras sale un dragon dorado.
- ¿Qieres jugar con mi perrito o me daras mi espada de una vez?- dice él enfadado.
- ¿En serio vas a hacerle daño a ella?- se rie- a mi no me tocaras, destruiras el cuerpo de la buena y pequeña Darky.¡Adelante, chico duro, ataca el cuerpo de una mujer inconsciente, a mi no me importa!
Ella no paraba de reir maliciosamente. Abrió los brazos esperando un ataque.
- ¿En serio crees que me inporta hacerle daño?- contesta él- No sé si lo sabes, pero el asesino y ladrón del pueblo soy yo. Lo unico que quería es mi espada y saber lo que le pasa a esta chica. Ya tengo el cincuenta por ciento de lo que queria.
El dragón abrio la boca para lanzar su llamarada.
- ¡Esta bien!- dice ella- ¡tú lo has querido!
La chica coge aire.
- ¡AAH!- grito a pleno pulmon- ¡SOCORRO EL ASESINO ME ATACAAAA!
La voz de la chica era muy conocida en el pueblo y varios pueblerinos comenzaron a salir con tridentes, palos de madera, para socorrer a la muchacha, en un momento la plaza mayor comenzó a llenarse de gente que venía a ayudar a la chica.
- ¡Adelante asesino!- le dice ella- ¡mata a un pueblo entero!
La chica comenzó a correr hacía los pueblerinos.
El dragón gruño y los aldeanos quedaron un poco asustados, con lo cual el chico paso desapercibido, se pusó a menos de un metro de la chica.
- ¡No se lo que planeas, ni porque haces esto!- dijo el chico- ¡pero no sabes de lo que esa arma es capaz! ¡nos volveremos a ver!
Y despues de eso desapareció como si no hubiera estado allí. El dragón se esfumó y el cielo recuperó su color original.
La chica sonrió orgullosa. Consiguió librarse de él por ahora.
- ¡Estupido!- dijo riendose- ¡Ignorante!
Un resplandor rojo se explayó en sus ojos y la chica calló inconsciente.
Los pueblerinos acudierón en su ayuda.

Magneto estaba por allí cerca, les había seguido todo el rato contemplandolo todo. En caballo se iva más rapido y siempre desde una distancia prudente.
- ¡Esta claro que esta poseida!- dijo en voz baja.

Los aldeanos la llevarón a casa de Genri.

El Hombre de la gabardina regresó a la posada, despues del incidente de la tarde, fue a su habitación, se tumbó en la cama con las manos en la nuca pensando.
- Doble personalidad ¿eh? Esta tia me empieza a caer bien...pero no quiero que se abran las puertas del infierno- pensaba preocupado- asi que necesito recuperar la espada.... ni ella ni su otra parte saben de lo que ese arma es capaz, pero ella es muy fuerte y a la menor presion cambia de personalidad, tengo que ingeniarmelas para encontrarla y hablar con ella sin que aparezca la otra. Menos mal que el dragon distrajo a los aldeanos y nadie sabe que soy el culpable de lo que a estado pasando en la ciudad.
Despues de eso descanso en su cuarto pero sin dormirse.

Magneto seguía quieto pensando.
Decidió finalmente irse a buscar información sobre lo que le pasaba a la chica.
- Ahora lo entiendo todo- pensó- ¡Volveremos a vernos, sabre encontrarte!
Se marchó del pueblo, hacía otro lugar.
Sabía que volvería encontrar a la chica, pero se olvidó de algo, no era lo suficientemente poderoso para enfrentarse a ella, y eso se debía al veneno que tenía en su sangre.
- ¡Supongo que es imposible eliminar una de las partes, pero si puedo intentar que se junten en un sola, así podrá ser controlada la mala por la parte buena!- razonó en sus pensamientos- ¡Te volveré a encontrar!
Se fue galopando a lomos de su caballo. Empezaba a atardecer.
- ¡Ahora ya sé que la chica se llama Darky!- pensó.
Siguió hacía adelante y perdió el conocimiento sobre el caballo, del cual terminó callendose cuesta abajo por un pequeño acantilado, el báculo seguia en su mano, agarrado mágicamente.
Calló cerca de una playa. Se hizó de noche.
Magneto despertó en una casa echa de madera cercano a la playa.
Alguien le había recogido y cambiado las vendas.
La puerta empezó a abrirse.
De ella asomaba una hermosa chica, morena.
No era baja, ni tampoco alta, una estatura normal.
Venía con una vela.
- ¿Que tal estas?- le preguntó con una voz hermosa.
- ¡Bien!- contestó Magneto.
- ¡Ni se te ocurra moverte!- le dijo ella.
- ¡No lo haré!- contestó él.
- ¿Por que sigues sujeto a ese bastón, no he sido capaz de separatelo?- preguntó ella.
- ¡Es una historía algo larga!-contestó Magneto.
- ¡Tengo tiempo de oirla!
- Prefiero no contarla ahora, me trae malos recuerdos.
- ¡Te dejaré tiempo!- dijo ella.
- ¡Gracias por recogerme!- contestó agradecido Magneto.
Magneto se sentía agusto allí.
La chica le trajo algo de comer.
- ¡Debes comer algo!
Magneto estabá hambriento.
- ¡Mañana te conseguiré algo de ropa!- dijo ella.
- ¡Gracias!
Magneto empezó a comer.
Ella se quedó allí a su lado mientras comía.
Al final de comer la chica se retiró recogiendo el plato y Magneto al fin pudo dormir tranquilo.

Capitulo 8º: "La Hora de la Venganza"

Nohad, tranquilo, pacifico, sus campos verdes se extendían hasta el horizonte, sus pueblerinos siempre dispuestos a regalarte una sonrisa.
- ¡Oh, me alegro de que todo este bien!- pensaba una persona conocida.
Los niños corretean detrás de un gato por los callejones bañados por la luz del sol. Ahí se encuentra, ella, quieta e inmóvil, en el centro de la plaza mayor.
- Es agradable que todo haya salido bien, estoy tan contenta- siguió pensando esa voz, que era la chica.
Un parpadeo rojo. Las calles parecieron quedarse mas solas. La muchacha se gira.
- Hay gente que ha desaparecido - pensaba ella- ¿Donde están?
Otro flash rojo, que hace perder la visión por un instante. El pueblo está vació.
- ¡Eh! ¿Donde fue todo el mundo?- dice asustada la chica.
La muchacha comenzó a correr de un lado para otro del pueblo, se paró de repente en uno de los extremos de la plaza mayor a causa de otro resplandor rojo, al recuperar la visión tras ese segundo el pueblo estaba deshabitado, sus viejas casas tenían ventanas y puertas cerradas con tablones y clavos.
La muchacha comenzó a mirar de un lado para otro, inquieta, asustada... no comprendía nada.
- ¿Donde estáis? ¿Que está pasando?- preguntaba desesperada- ¡POR diOss que alguien responda!
Otro fulgor rojo. Este duro más de tres segundos y causó dolor en los ojos. Al abrirlos el pueblo tenia sus casas y calles manchadas de sangre, el cielo estaba enrojecido, y al otro extremo de la plaza, mirándola fijamente, estaba ella misma, pero con otros ojos, eran ojos de sangre, eran ojos de una asesina.
- ¿Tú? ¿Tú?- preguntaba sorprendida.
Aquella "yo" le hizo gestos con los brazos dándole a entender de que mirase a su alrededor.
- ¡Observa tú querido pueblo!- le dijo su otra "yo"
La chica comenzó a mirar,sus ojos, se quedaron espantados. Solo veía cadáveres y sangre, todos muertos.
- ¿QUE HAS HECHO?- gritó desesperada y llena de rabia.
- ¿Yo?- contestó la otra yo riéndose- siento confundirte querida, pero eso... lo has hecho tú
- NO- contestó ella furiosa- ¡TU ME DOMINAS! ¡DÉJAME DE UNA VEZ!
La otra "yo" se le acercaba a velocidad sobre-humana mientras se reía, se le puso en frente, a menos de un palmo de distancia.
La muchacha lloraba de rabia desconsoladamente.
- ¡TE ODIO!- grita la chica -¡PORQUE SIEMPRE ME QUITAS LO QUE ME IMPORTA!
La otra yo ríe
- Vamos vamos, no te pongas así- le contesta- Son cosas de niños ¿no? ¡hermanita!
- ¡VETE! ¡DEJA DE APODERARTE DE MI!- contesta ella.
La otra "yo" comenzó a cogerla a agarrarla fuerte, era como si todas las sombras de la plaza la estuvieran agarrando y zarandeando.
- ¡ERES MÍA!- contesta la Otra "yo" riéndose- ¡nunca!, ¡nunca te soltaré! Porque recuerda querida, tu eres yo
- ¡NO!, ¡NO!- gritaba la chica- ¡SUELTAMEEE!, ¡DÉJAME EN PAZ!, ¡SUELTAMEEEE! ¡DEJAMEEE!

La chica se despertó zarandeada por Genri que la miraba con ojos de preocupación, la muchacha estaba pálida, y sudando de miedo.
- ¡Querida niña!- le dice Genri asustado- ¿estas bien? ¿estas bien?
- ¿Genri? - pregunto sorprendida y al poco se alivió- ¡solo era una pesadilla!
- Le diré a mi mujer que te haga algo de comer- le dice Genri- ¡quédate reposando!
Cuando el hombre salió de la habitación y cerró la puerta, la chica no pudo evitar llorar, y llorar.
- ¿Por que no me dejas en paz?- se dice la chica para sus adentros.- Vamos, querida hermanita,no es tan injusto, cuando tu vives yo no vivo, cuando yo vivo, tu no vives, es justo- le contesta su otra "yo" - Pero cuando tu duermes es cuando no vives, ni me dejas vivir, es cuando comienzan los problemas, algo tendré que hacer para divertirme ¿no?
La otra "yo" se ríe.
- Eres un... monstruo- contesta ella a su otro "yo".
- Oh, Vamos, no te enfades, me voy a descansar, buen día hermanita, buen día- se despide la otra "yo"
- Te odio- dijo en voz baja y llena de rabia sin recibir ya respuesta.
La chica se quedó tumbada en la cama mirando al techo, sin pensar en nada, sin hacer nada.

La chica que cuidaba a Magneto fue al pueblo a hablar con el vendedor para comprar vendas.
Le empezó a contar porque las necesitaba, el hombre y ella se conocían de vista.
La chica compra las vendas y se va por la plaza a comprar algo de ropa.

Ya es por la tarde, el hombre de la gabardina se levanta, se pone su gabardina con la capucha, sale de su habitación y le pregunta al posadero.
- ¿A vuelto la chica que ayer se iva?- pregunta interesado al posadero.
- No,señor- le responde preocupado- no a vuelto.
- ¿Y el mago penoso?- pregunta el misterioso ser de la gabardina.
- Tampoco- contesta el posadero.
- ¡vale, gracias!- responde agradecido.
Sale de la posada caminando y se dirige a la plaza. Se ve tranquila la plaza.
Llegado a la plaza no hay señal alguna de donde puede haber ido la chica.
No tarda en encontrarse con un hombre y le pregunta.
- ¿Sabe donde esta la chica a la que ayer le ataco el asesino? - pregunta el de la gabardina.
- He oído que esta en casa de un tal Genri- contesta él.
- ¿Sabe donde vive ese tipo?- pregunta interesado el hombre de la gabardina.
- No- responde el hombre - ¡siento no ser de mas ayuda!
- Da igual, gracias- responde el hombre de la gabardina agradecido.
- Tendré que apañarmelas para encontrarla- piensa en su cabeza- al menos ahora se que no esta en peligro.

- ¡Gracias por la comida señora, y gracias Genri por acogerme, ahora si debo irme - contesta la chica misteriosa en casa de Genri.
- ¿De veras os vais del pueblo, pequeña?- pregunta Genri.
- Si, Genri, debo seguir- contesta dudosa ella- buscándome...
- ¿Buscándoos?- pregunta curioso y sorprendido Genri.
Ella ríe.
- Si, si, cosas mías- responde ella sonriendo - ¡Bueno, adiós y gracias por todo!
La chica salió de la casa, hoy el pueblo estaba muy tranquilo, no acostumbraban a poner mercado estos días.
Al salir dio un suspiro y comenzó a caminar hacia la salida norte, pasando la posada del pueblo.
La chica se cruzó con la otra chica al verla.
- Perdona, ¿Sabes donde puedo comprar algo de ropa de hombre?- le pregunta la chica que cuida actualmente de Magneto.
- Lo siento muchacha, pero hoy el mercado no abre- contesta la chica de doble personalidad- así que deberás esperar a mañana.
La chica estaba desilusionada.
- Vale, gracias- responde ella- adiós.
Y se va.
De repente se oyen unos gritos.
- ¡EH TU!!ESPERA UN MINUTO!- grita el hombre de la gabardina dirigiéndose corriendo hacía ella- ¡TENGO QUÉ HABLAR CONTIGO!
- ¿Otra vez él?- se queda pensando ella.
Se quedó mirándole esperando a ver que quería ahora.
- Por fin te encuentro- comenta el hombre de la gabardina al plantarse delante- llevo la mañana buscándote, tengo que hablar contigo, ya se lo que te pasa, más que nada porque ayer tuve una discusión con ella.
- A ver, ¿Como debo decírselo? No me pasa nada- razona ella -Parece que tu vida es demasiado aburrida como para tener que meterse en los asuntos de los demás. Quiero que me dejes en paz, ¿entendido? Y que deje de molestarme.
La chica se dio la vuelta y comenzó a andar.
- ¡Sinceramente me dan igual los problemas de personalidad que tengas, pero te conviene que tú otra parte no tenga mi espada, a no ser que quieras ver abiertas las puertas del infierno, literalmente- responde el hombre de la gabardina sin apenas soltar aire y del tirón -¡Ademas, creo que soy una de las pocas personas que te comprende.
- ¡No comprendes nada!- dijo la chica encabezonada- Y tranquilo, por lo que escuche hablar a Genri, ha sido el posadero quien tiene tu preciada espada, escuche algo así "El posadero le quitó la espada al forastero para que no diera mas problemas con ella, aprovechando que estaba dormido", así que déjame en paz, que no la tengo.
La chica se alejaba.
- Te empeñas en hacerte la dura, haz lo que quieras- responde indignado el hombre de la gabardina- quieres irte, pues vete, deja morir a los aldeanos, eres una egoísta, te preocupa más el encontrar como poder con tu otra parte que ayudar a los aldeanos, no te preocupes que esta es la última vez que nos vemos.
Y el chico entro en la posada dejándola a ella sola.
- ¿Egoísta? - pensó para ella.
La chica se sentó a las afueras de Nohad, en la hierba, dejando pasar el tiempo leyendo un libro que sacó de su bolsa.

Magneto se despierta ahora, estaba recostado sobre una cama.
- Esta chica es muy amable, me parece incluso demasiado amable- pensó Magneto
Magneto vio un libro al lado y lo cogió.
- Por lo menos leeré un poco, hace tiempo que no lo hago- se decía así mismo.
De pronto le vino algo a la cabeza.
- ¿Como estará esa chica?, debo ayudarla, espero no llegar tarde- empezó a preocuparse.
Magneto decidió levantarse, era incapaz de estarse quieto.
- Si supiera donde estoy iría a la ciudad- se dijo así mismo.
Llevaba únicamente un pantalón.
Se asomó afuera.
Cerca había una aldea.
De repente un hombre muy fuerte se plantó en medio de Magneto
- ¿Que haces aquí?- pregunto Magneto sorprendido.
Sin mediar palabra cogió a Magneto del cuello y lo empujo hacia fuera tirándolo al suelo de bruces.
Magneto se levanto.
- No tenía que haberme levantado de la cama- se dijo Magneto.
El individuo aprovecho para meterle una patada que le tiró de nuevo al suelo.
Magneto se levantó.
- Ahora que he descansado podre luchar mejor- pensó Magneto.
Lo primero que hizo fue conjurarse un escudo.
El otro lo destrozo con facilidad.
- ¿Quien eres?- preguntó Magneto.
- ¡Un enviado!
- ¿De quien?
- ¡Lo sabes!
- ¡El brujo!
- ¡Exacto, vendrás conmigo al castillo del brujo!- dijo el nuevo individuo.
- ¡Nunca iré a Xatrod!- dijo enfadado Magneto.
Xatrod era una ciudad ocultada por la niebla, era un lugar maligno y muy peligroso.
Magneto se lanzó al ataque a la desesperada.
El hombre le esquivaba muy fácilmente.
Le dio un golpe en la cabeza Magneto, lo dejó inconsciente y se lo llevó.
Una niña que andaba escondida lo vio, escucho todo y corrió hacia el pueblo.

La niña llego al pueblo pidiendo ayuda.
Se lo contó al posadero a cualquiera que encontraba a su paso.
La mujer que recogió a Magneto en la playa también buscaba ayuda, la niña había hablado con ella.

Magneto estaba inconsciente el fortachón se lo llevaba a caballo.
Tras varias horas de viaje a caballo yendo al galope fueron llegando a Xatrod, donde residía Xardas el Brujo Maligno.
Magneto seguía inconsciente.
El sujeto bajo del caballo cargando con Magneto al hombro.
El hombre encerró a Magneto en una mazmorra.
No le quito el báculo por que no fue capaz, era un sello mágico lo que le impedía separase de él.
Magneto se despertó en la mazmorra.
- Esto va sobre ruedas- piensa Magneto riéndose- aquí encontraré el antídoto.
Magneto convirtió su báculo en una espada de fuego con la cual se cargo la puerta de la mazmorra.
El Fortachon apareció delante de él ahora.
- ¿A donde va el mágito?- dice el fortachon cabreado.
Magneto le atacó y derroto sin demasiada dificultad.
- ¡Sabía que me dejarías vivo y jure vengarme de Xardas!- dijo furioso Magneto.
Todo el lugar era un enorme laberinto, Magneto conocía el camino, pero primero debería situarse, eso le podía llevar toda la noche.

El Hombre de la gabardina recupera la espada.
- Menos mal- pensó para él- pero me he hartado de este pueblucho.
Sale de su habitación con su mochila a cuestas. Sale sin mediar palabra. Se dirige al norte, la ciudad más próxima esta a medio día andando. Su objetivo es ir a Guatenel.
Cuando esta a la salida del pueblo revisa si le falta algo. Lo lleva todo.
- ¡Descansare un rato aquí y después empezaré la marcha!
Al poco empieza la marcha. Se queda la mitad del camino y tiene que pasar por unas montañas rocosas.
Cuando esta allí no parecen tan peligrosas como le advirtieron alguna vez, pero al cabo de un rato entiende el porque son tan peligrosas.
Mira al cielo por casualidad y observa para su horror un nido de dragones de ébano, son totalmente marrones y sobre todo muy agresivos, tienen 2 cuernos en la cabeza y alas tipo murciélago, intenta ocultarse con sus artes oscuras, pero no sirven de nada, la mente de un dragón no esta en la misma frecuencia de la de un humano, sin darse cuenta cinco dragones adultos han descendido delante de él y están dispuestos a acabar con él.
Tras una lucha encarnizada en la que se ha visto obligado a usar demasiadas veces su espada maldita y derrotado a los dragones muere irremisiblemente a causa de usar demasiado su arma. Queda tendido en medio de las montañas con la espada en la mano rodeado de los cadáveres de los dragones.

Magneto tras un buen rato de camino consigue localizarse y hallar el camino.
Se ve frente a frente con Xardas.
- Al fin, ahora te mataré- le dice Magneto.
- ¿Tú?, ¿un enclenque como tú?- le contesta Xardas.
- Te voy a sorprender- le contesta Magneto.
- ¡Tu sangre envenenada acabará contigo si me matas!- loe dice Xardas.
- ¡No lo creo, llevo años buscando el antídoto, y se que esta por aquí!- contesta Magneto.
Xardas le lanzo una bola de fuego a Magneto el cual se cubrió con su escudo que desvió el ataque hacia un muro del castillo que quedo con un hueco enorme.
Xardas quedó sorprendido.
- ¡Sabía que me observarías así que reserve fuerza exclusivamente para ti con un conjuro silencioso cuando sabía que no me mirabas!- le responde Magneto- ¡como mago que soy sé cuando soy observado mágicamente.
- ¡Muy listo!- dice Xardas- ¡Pero no te valdrá de nada!
El combate final va a comenzar.

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