Cápitulo 5: "Ajusticiamiento"
La chica no dejaba de agitarse en la cama. Parecia tener un mal sueño.
- ¡Sueltame!....¡déjame en paz!-gritaba- ¡suéltame!...¡suéltame!...¡NO!... ¡DÉJAME!...¡AAAAAAAH!
La chica abrió los ojos de golpe sentandose rapidamente sobre la cama sobresaltada.
- ¡Maldita sea!...¡otra vez!- penso ella furiosa- ¿Cuanto tiempo mas seguirá atormentandome?
Se levantó de su cama y se dirigío a asearse un poco.
- Espero que el pueblo esté hoy mas tranquilo- se dijo en voz baja.
Tras haberse aseado y limpiado algun extraño resto de sangre de la ropa, se dirige fuera de la posada, para ver que tal está el pueblo hoy.
Sale de la posada y se dirige a la plaza mayor.
El extraño hombre de la gabardina se levanta un dia mas y se asea un poco. Coge sus cosas y se va al mercado.
Se pone a correr a una velocidad endiablada robando carteras de aquel con el que se cruza sin que nadie le perciba.
-¡Ey, Genri!- saluda la chica- ¿Que tal el dia?
La chica se acercó al pueblerino que le suministraba aquello que necesitaba.
- ¿Que tal el dia hoy?- prosiguio la chica- ¿Alguna noticia?
- Si, pequeña- contesto preocupado- ¿Sabes quien es la sobrina de Unberto?
- mmm...-dijo la chica intentando recordar- ...no caigo.
- Una chica joven... asi rubia ... muy inquieta...- intento explicar Genri.
- Pues lo siento- dijo la chica ya con seguridad- pero no se quien es.
- Pues casi mejor... la asesinaron ayer por la noche- termino diciendo Genri.
- ¿Que?- dijo sorprendida y alterada por tal atrocidad- ¿QUIEN?
- Nadie lo sabe- contesto Genri- hace unos dias que el pueblo ya no es lo que era..., nuestra paz... nuestra querida paz esta siento saboteada... ¡Ah! Y no ha sido el unico incidente.
- ¿Hay mas?- dijo sorprendida.
- ¡Dos hombre muertos por heridas de cuchillas y uno grave!- contesto el hombre- ¡tenia una herida en la cabeza!
La chica estaba anodadada.
- Ademas de que continuan los robos- termino de decir Genri.
- ¿Pero que le esta pasando al pueblo?- dijo la chica bastante preocupada.
- Una de las mujeres dijo que uno de los hombres fallecidos era un buscado y maligno ladron de los alredores- expliaca Genri- que a veces venia al pueblo a robar.
- ¿Un ladron?- pregunto ella sorprendida- ¿Ahora se pelean entre ellos o que?
- No lo se hija mia,- dijo Genri para zanjar el asunto- ¿Querias algo?
- Si veras, es que venia a comprarte alguna tunica nueva o telas para hacerme mas ropa- solicito.
- En seguida te atiendo- le respondio Genri.
La chica se quedo esperando... mirando alrededor.
- ¿Que esta pasando en este pueblo?- pensaba para si- tres asesinatos, multiples robos... ¿Quien esta ocasionando tanto desorden?
El Hombre de la gabardina se sento en una terraza. Estaba pasandoselo bien viendo reaccionar a la gente a la que acababa de robar su dinero.
Una sonrisa maliciosa se ceñia en su rostro.
Magneto reaparece con la puerta mágica justo en la puerta de la posada. La puerta mágica se cierra justo detras de él. Magneto esta de bruces en el suelo. Se levanta y se sacude la ropa.
- ¿Donde estara la chica?- se pregunto en voz baja.
Avanzó dando un paseo con su bastón recuperado.
- Me habré quedado sin el oro y lo demás, pero almenos he recuperado mi antidoto- se dijo en sus pensamientos.
El Bastón le frenaba bastante la maldición.
- ¿como es posible que la tuvierá ese individuo?- penso sorprendido- ese brujo es demasiado poderoso para él.
Se quedo pensativo un poco.
Notó como la herida le sangraba y no tuvó más remedio que sentarse en una roca en mitad de la plaza.
- Otra vez esta maldita herida- penso lleno de rabia.
Estaba muy cansado, no había dormido en toda la noche.
El viaje que hizo fue hacía el interior mágico del baston, un lugar mágico utilizado para guardar un mounstruo que ya vencieron hace milenios.
Era donde mejor podía recuperarse del veneno, pero no de sus heridas.
Magneto se fijo en su venda, estaba empapada con sangre. Ya le estaba manchando la ropa.
Se sujeto con la mano la herida.
- ¿En este pueblo no hay curanderos?- penso.
Al parecer no los había. Exceptuando la chica que le ayudo.
Varias personas se acercarón a él empuñando armas.
- ¡TU ERES EL CAUSANTE DE TODO ESTO!- le gritaron amenazantes.
- ¡No, yo no he hecho nada!- contesto rapido Magneto al ver a ese grupo molestos con el.
El hombre que había lanzado por los aires estaba liderando el grupito de 7 personas.
- ¡Me lanzaste por los aires!- dijo furioso.
- ¡Solo me defendía!- dijo Magneto.
La gente no estabá dispuesto a escucharle.
- Son demasiados para mi con esta herida- penso Magneto.
Magneto hizo un gesto extraño con las manos y una luz azul le cubria ahora.
Los individuos empezaron a atacarle con sus armas. Pero la luz azul paraba todos los golpes.
- ¡No aguantaré mucho más tiempo!- penso Magneto.
El hombre de la gabardina nota la muchedumbre y percibe que el individuo al que atacan es el que se encontro anoche en la posada.
- ¡Vamos a divertirnos!- dijo en voz baja y sonriente mientras se levantaba y corria hacia la muchedumbre.
Pego un salto y dio una patada a uno de los 7 individuos. Este callo contra el suelo tan fuertemente que quedo atontado. Con la nariz sangrandole.
Magneto estaba concentrado en su escudo magico esperando que los golpes cesaran.
Esta cegado por protegerse, y la herida empieza a sangrarle más, ya que el esfuerzo que esta haciendo por protegerse es enorme.
- ¡Ahhhhhhhhh!-grito sobresaltado uno- ¡El asesino está en la plaza corred!
Esto llego al oido de la chica y de Genri.
- ¡Dios mio, ponte a salvo pequeña!- dijo preocupado este- ¡cerraré el puesto enseguida!
De nuevo el caos fluyó por las calles del pueblo, las tiendas cerraban y la gente se esncondian, algunos hombre armados con espadas cutres y palos gruesos corrian hacia la plaza.
Ella se fue corriendo tras los que iban armados.
Al ir llegando fue escuchando lo que se decia.
- Fuera de aqui asesino- gritaban furiosos la muchedumbre- ¡Asesino!...¡Ladron!
La chica se aupo en varios bancos para ver quien estaba en medio... un chaval moreno con algo puesto aguantando los golpes de la muchedumbre armada.
- ¿De que me suena?- se pregunto la chica.
- ¡Ehh!... ¡ehh!- intentando llamar la atencion de la muchedumbre.
La gente no hacia caso.
La chica empezo a cabrearse.
- ¡He dicho...!- decia la chica gritando con todas sus fuerzas- ¡¡EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH!!
Un destellos rojo, casi proviniente del mismo infierno deslumbro por un momento a la muchedumbre que me miró fijamente con ojos de asustados a la chica.
- ¿Que se supone que estan haciendo?- dijo ella muy enfadada mientras se abria paso entre la gente hasta llegar a la altura del muchacho cubierto por una especie de escudo- ¿Tomando la justicia por vuestra mano?, ¿Como saben que ese chico es el asesino y el ladron?
Se giro y miro al chico.
- ¿Tu?- dijo sorprendida al ver al mago.
Magneto era incapaz de oirla con el esfuerzo que hacia por mantener el escudo.
- ¡Ey! ¡levanta!- le dice la chica a Magneto preocupada- ¿Que te ocurre?... ¿que estas haciendo?... ¡Levanta!
Ella nota que al parecer no la oye.
-¡MAGNETO!- grito ella con ganas para que le escuchara.
Magneto se levanto y miró a la chica.
- ¡Espero que me digas tu nombre!- dice Magneto agradecido- Me has salvado de nuevo.
Despues de decir eso el escudo desaparecio.
Estaba ahora muy debil, y debajo de él había un charco de sangre.
Se calló como de rodillas, estaba quieto con las manos en el suelo, respirando muy fuerte por el esfuerzo. Intentando controlar su respiracion.
El hombre de la gabardina seguia asestando golpes a diestro y siniestro entre la multitud y con la espada desenfundada pero sin dar a nadie con el filo, sino con el viento que se formaba y lanzandolos por los aires a unos pocos metros.
La chica se dio cuenta del detalle y paso un momento de los aldeanos y se dirigio al de la gabardina.
- ¿Pero...?- se preguntaba en voz alta- ¿Estas loco o que? ¡Deja el arma ahora mismo!
La chica se quedo mirando fijamente a los ojos del hombre de la gabardina mientras avanzaba hacia el y apartaba a los aldeanos.
- ¿Que deje el arma?- pregunto sorprendido el de la gabardina- ..para que se me echen dotos encima.... ¡va a ser que no!...ademas, ¿quien eres tu para decirme lo que tengo que hacer?
- ¡Escuchame engreido!- le recrimino la chica- ¡A ti nadie te acusaba de nada para que sacaras el arma asi de esa manera, pudiste herir a alguien. ¿Te enteras?
- Es un forastero- dijo uno de los de la multitud.
- ¡No le hables asi a una dama, desvergonzado!- grito otro entre la multitud.
- ¡CALLAOS!- grito la chica furiosa echando una vista hacia atras.
Los rostros de la multitud adquirieron un rostro palido y una cara de susto cuando la mujer giró la cabeza de nuevo y volvio a mirar al forastero a los ojos.
Un resplandor rojizo brotaba de sus propios ojos, se volvieron rojos, del color de la sangre.
- ¿Y ahora vas a guardar esa espada?- pregunto la chica.
Los pueblerinos estaban quietos y callados, el sonido pareció evaporarse.
La chica miró a aquel grotesco caballero, quien empuñaba aun su espada, pero que, desde que la chica le miró con aquellos terrible ojos no parecia poder dejar escapar una palabra de su boca.
La chica se le acercó con una sonrisa sarcastica en los labios, apartó la espada y se la guardó en la empuñadura. Todo esto sin dejar de mirarle con aquellos terribles y sensuales ojos.
La chica comenzó a caminar hacia atras, estaba temblorosa, y de repente.... un resplandor rojo cegó a los alli presentes, que por unos segundos no vieron nada, mas solo oyeron un grito de una mujer que exclamaba que la soltaran.
Al aclarar la vision, se pudo hallar a la mujer y aquel extranjeros inconscientes en el suelo.
Los pueblerinos cogieron a la chavala y al chico. Se lo llevaron a la posada, una joven de unos 19 años se acercó a Magneto acuclillado aun en el suelo.
- ¡Yo no creo que seas malo!- le dijo la chica al mago mientras le ofrecía la mano y una sonrisa- ¡tienes ojos de buena persona!
Magneto se levanto muy débil y con ayuda de la chica.
- ¡Gracias!- le agradeció.
La chica le ayudo y fueron avanzando en dirección a la posada.
Cápitulo 6: "¿Odio?"
- ¡DEJAME!¡SAL DE MI!- gritó la chica a la vez que se levantaba de golpe de la cama.
Habia varios pueblerinos en la habitacion y en la cama de al lado estaba el chico de la gabardina.
- ¿Que hago...?- preguntaba la chica- ¿EStan Todos Bien?
- Si muchacha- le contesto uno de los presentes- ¿Que os ocurrio? ¿Os encontrais mal?
- ¿Yo? Yo estoy bien- contesto ella al aldeano- ¿Acaso me atacó?
Miró al forastero de la cama de al lado, el de la gabardina.
- ¿Él?- pregunta el individuo- No os llegó a atacar, fue brujeria, un fulgor rojo.
- ¿Como? El estaba delante mia con su espada - respondió la chica- y...no recuerdo nada mas.
- Pero si fuisteis vos quien...- respondio el mismo individuo.
El Posadero subió corriendo a la habitación donde se encontraban todos reunidos
- ¡EL MISMO HOMBRE DeL OTRO DIA ESTA HERIDO DE NUEVO!- grito el posadero.
- ¡Maldita sea!- dijo la chica preocupada- ¡Vigilar a extrangero!
La chica corrió escaleras abajo.
Magneto estaba sentado en una de las mesas, la chica había ido a por un cubo, y a por un trapo limpio.
Estaba agarrandose fuerte la herida, intentaba cortar la hemorragía él mismo.
- ¡Rapido, tumbate!- le ordeno la chica a Magneto mientras le tumbaba.
Comenzó a ejercerle fuerza con los trapos y agua que acababa de traer la chica que ayudo a Magneto a venir.
Ella comenzo a presionar trapos contra la herida apretadas con vendas alrededor del dorso.
- ¡Aguanta ahi fuerte!- dijo la chica- ¡Traiganle comida, rápido.
La chica seguia ejerciendole fuerza en el costado.
- ¿Como te encuentras?- le dijo la chica a Magneto- ¡Hablame!
- ¡Bastante mareado!- contesto Magneto sin soltar su bastón.
- ¡Maldita sea!- le dice la chica- eres un quejica, ¡cierra los ojos!
Posa su mano sobre su frente de Magneto.
- ¡Te pondras bien, no te preocupes!- dice preocupada y de repente se pone a gritar- ¡ESA COMIDAAAAAAAA!
El posadero trajo unos muslos de pollos a la parrilla y se lo colocoó al lado.
- ¡Lo mejor seria llevarle a una cama!- dice ella.
Entre todos los asistentes llevan a Magneto con cuidado a una cama en el piso superior.
- ¡Ponedle semi-recostado- dijo ella mientras le colocaban- ¡así...!
La chica le ofrecio el plato de comida a Magneto.
- Solo te puedo decir que te comas eso, y que descanses- le dijó preocupada.
Con una mano sola empezó Magneto a comer, en la otra seguía sujetando el bastón.
Uno de los hombres allí presentes se dió cuenta y se dirigió a la chica.
Cuando el hombre fue a mediarle palabra a la mujer la chica le miró.
- ¡Lo se!- contesto ella- ¡Dejadnos solos!
- ¡Pero señorita...- replico el hombre.
- ¡Hazedlo!- ordenó la chica.
Los pueblerinos salieron.
- ¡Bien, ahora vas a explicarme, punto por punto- le dijo la chica- ¿Que hacias en medio de esa multitud? ¿por que no te quedaste en la cama si no estabas recuperado? y... ¿que diantres es ese baston que no sueltas ni para comer?
Magneto se medio atoró sorprendido por la reacción de la chica, pero enseguida se recuperó.
- ¡Es una historia un poco larga, intentaré contartela lo más resumida posible!- explico Magneto- ¡un brujo maldijo mi sangre hace ya más de un año!, estoy buscando la ayuda de alguien que me dijeron pasaría por aquí, el bastón me mantiene con vida, es lo unico que paraliza el veneno y lo hace retroceder, por eso me volví tan debil, el problema es que dependo demasiado de él, por eso busco el antidoto definitivo.
Magneto se paró a pensar un momento.
- ¡Lo que no entiendo es por que lo tenía ese tipo!, lo que recuerdo es que el brujo me atacó en un callejón, pero ese chico no pudo quitarselo, ese brujo es mucho más poderoso, puede haber sido el causante de ese luz roja cegadora, pero no lo sé. Hay muchos más sucesos que tienen menos importancía, lo fundamental era esto.
- ¡Escuchame clarito!, ¡me da igual tu pasado!, ¡lo que me importa es que estabas herido! ¿Vale?- le respondió la chica con frialdad- No te trato de forma diferente, trataria asi a cualquiera, incluso a mi peor enemigo. Asi que curate y vete de este pueblo lo antes posible. Los forasteros solo traeis problemas.
La chica dejó de mirarle a la cara. Le dio la espalda y se dirigia hacia la puerta.
- ¡Esta bien!- me iré, contesto Magneto mientras hacia por levantarse.
- ¡Idiota!- le grito la chica- ¡ECHATE!Solo recuperate, estaras bajo mi custodia hasta que esa herida este cicatrizada.
La chica salió de la habitación.
- ¡Vaya Mierda!- dijo Magneto cabreado- las cosas se ponen muy feas aquí, ¡la chica las tiene tomadas conmigo!
Magneto perdió las ganas de comer.
Miró hacia la ventana.
- ¡Será mejor que me vaya de aquí, no quiero ser una carga!- pensó.
Terminó de comer lo que tenía a duras penas y se acercó la ventana con dificultad.
Dejó en el suelo las dos dagas y dejó una nota en el suelo con el poder que tenían.
"Las dagas tienen el poder de hacer invisible durante 5 minutos al día
a su portador con solo tenerlas y pensarlo"
Apoyo su pie sobre la ventana y pegó un fuerte silbido.
Su caballo negro venía al fondo.
De repente, la puerta de la habitacion se abrio bruscamente.
Magneto del susto se encaramó en la ventana.
De la puerta la muchacha aparecio, pero no llevaba tunica, sino unas provocativas telas muy sensuales.
Sus ojos eran rojos, rojos ira, rojos sangre.
- ¿Vas algun lado encanto?- dijo la muchacha desenfundando su daga curva.
Magneto fue perdiendo el equilibrio hacia el lado de fuera.
- Ven pequeño mago- fue provocando ella- ¡Ven!
La chica cerró la puerta con el pie y se acercaba hacia magneto, con una daga en la mano y unos ojos que parecian arder.
- ¡Buff, me estas dando miedo!- dijo Magneto algo asustado.
Magneto bajo de la ventana.
- ¡Tú ganas, espero que te guste el regalo que te dejaba!- dijo Magneto intentando suavizar el ambiente.
- ¿Para que quiero yo mas dagas si con estas me bastan para matarte?- dijo ella.
Se hizo el silencio, la chica se puso a un escaso par de metros de el y estiro su brazo con la daga colocandosela en la barbilla, pinchandole un poco incluso.
- ¡Eres un encanto, me da pena que tenga que acabar con.. con...- la chica comenzo a temblar y a murmurar cosas- No, no... dejame salir, no quedate ahi quieta,no, no...dejame... vivir un...no...dejame...¡sueltame!...¡quieta!.
Parecia estar luchando consigo misma. Soltó su daga y se agarró fuertemente la cabeza.
- ¡SUELTAMEE!- grito- ¡DEJAME!
La muchacha cayó en silencio de rodillas al suelo, solo temblaba mientras se sujetaba la cabeza.
Magneto se apresuró a colocar el baston delante.
- ¡Creo que esta poseida!
Sobre la cabeza de ella pusó el bastón y empezó a pronunciar unas palabras extrañas. Como si de un exorcismo se tratará. Y es de lo que trataba.
Al notar el baston sobre su cabeza, le miró fijamente, sus ojos verdes esmeralda estaban casi cristalinos y clarisimos. Dos lagrimas de sangre fluian por sus mejillas.
- ¡Apartata!- dijo la chica- ¡alejate de mi!
La chavala se puso de pie y se fue corriendo hacia la puerta y escaleras abajo.
La posada estaba repleta.
Magneto bajo corriendo y gritando.
- ¡AGARRADLA!, ¡hay que ayudarla!
Todos los de la posada corrierón a agarrarla.
La otro chica les había convencido ya de que Magneto no era malo. Sino todo lo contrario.
- ¡Soltadme!- grito la chica- ¡Dejadme!
Los pueblerinos comenzaron a sujetarla, pero tal vez no fue una buena idea. Ella lloraba, histerica, parecia huir de algo, de repente se quedó quieta, con la cabeza mirando al suelo, escondiendo su mirada al mundo.
- ¿Estas bien?- le preguntó el posadero preocupado.
La chica levantó su cabeza lentamente y ante su melena negra dejó entrever uno ojos de odio, su mirada era segura y sadica, era una mirada malvada, a contraposicion de los dulces ojos verdes, estas pupilas rojas y negras daban miedo.
Los hombres la soltaron creyendose que ya se habia tranquilizado, fue entonces, cuando echó mano a la daga de la pierna.
- ¡APARTAÓS DE ELLA!- gritó Magneto al percibir el peligro.
El personal se apartó rapidamente.
Le lanzo un hechizo de escudo a la inversa, a ella la podía dejar encerrada dentro para enfrentarse a lo que tenía dentro.
- ¡Pequeño mago estupido!- dijo ella. Sus ojos eran demecia, muerte, placer por matar.
La chica atravesó el escudo con facilidad ante el asombro de Magneto.
- Pareces no comprender nada, ¿eh?- dijo ella- ¡YO SOY ELLA! ¡ELLA SOY YO!
Comenzó a reir desmesuradamente.
Los pueblerinos comenzaron a asustarse y a marcharse aunque el posadero pidio que no lo hiceran. Se acercó ala chica para llamarle la atencion.
- ¡Ya vale de tonterias!- dijo el tabernero cabreado- ¡deja de hacer la bufona! ¡sal de aqui! ¡AHO..!
La chica no le dejó terminar la frase. Le miró fijamente a los ojos.
- ¿Ocurre algo, viejo?- dijo ella habiendo conseguido asustar al posadero- ¡..pareces .. asustado!
Le empujó y lo sentó contra una silla.
La chica se giró hacia magneto, quien era claramente su objetivo.
- Dime una cosa, magito- dijo ella señalandose a si misma- ¿Aprecias este cuerpo que ves?
- ¡Dejala tranquila!- ordenó Magneto- ¿Que es lo que quieres?
Magneto empezaba a estar algo desesperado por salvarla.
- ¿Dejala?...Hum... ¡que curioso!... ¿preocupacion?- dijo riendose- ¿Me pregunto que pensaria ella?
De repente la sonrisa sarcastica desaparecio, cogio la daga por cuchilla y le ofreció la empuñadura a Magneto.
- ¡Quitamela, por favor!- suplicó la chica con una mirada muy distinta a la anterior- ¡coge la empuñadura!
Magneto no pudó evitar intentar quitarla la daga mientras pensaba que era demasiado poderosa y que podía ser cosa de su enemigo el brujo.
Magneto tomó la empuñadura, La sonrisa sadica aparecio de nuevo, cogió el brazo de Magneto y se clavó la daga en el costado.
Ella le sonreia en todo momento. Algo que hizo que a Magneto le dierá bastante miedo.
- ¡Bien, cariño!- dijo la chica- ¡te dejo con tu amada protectora! ¡JAJAJAJA! A ver que le parece que su "magito" le ataque.
En ese momento la luz roja se fugó de sus ojos y aparecieron lagrimas a raudales en unos ojos dolidos por la daga.
- ¿Que...a...pa...sa...mag..ne...por..que..?- consiguió decir la chica antes de que callerá inconsciente al suelo.
Por suerte el posadero lo había visto todo y se apresurarón entre los dos a curarla.
- ¿Que ha pasado?- preguntó el posadero sorprendido y sin entender nada.
- La habian poseido- respondió Magneto convencido de ello- y he caido en su trampa.
Magneto cargó con ella hacía la habitación donde residía ella y que el posaderó abrió.
Le pidió al posadero que se encargará un momento de ella cuando la hubó dejado sobre la cama.
Magneto, Calló de rodillas y se puso a llorar.
- ¡MALDITO, TE MATAREEEEEEÉ!- gritó de rabia al cielo con toda su fuerza aunque actualmente estuviera techado.
El posadero la estaba vigilando, pero se mantenía a una distancia prudente de ella.
Una luz, tenue y calida luz verde como el color de los ojos de la chica comenzó a rodear su cuerpo, el de la chica, como si el aura de sus ojos quisieran ayudarla, los giros se hacian cada vez mas rápidos y continuos y se concentrarón en la herida, era como un escudo verde esmeralda tapandole la herida.
La chica comenzó a abrir lentamente y con trabajo los ojos. Mareada y con la vision nublada miró a Magneto de reojo y mostró seriedad e inexpresividad en el rostro. Parecia no querer saber nada de él.
El escudo se fue haciendo cada vez mas pequeños hasta dar la impresion que se le introdujo dentro del cuerpo cerrando la herida.
La chica se puso de pie y miró a Magneto.
Magneto la miró.
- ¡Entiendo que me odies!- dijo muy lastimado.
Magneto se dió la vuelta y salió de la habitación.
El taberneró se dirigió indeciso a la chica.
- ¡Salid de la habitacion, voy a descansar, no hace falta que me digais mas... ella, ella siempre hace lo mismo!- dijo la chica al ver las intenciones del tabernero- ¡ya conozco sus trucos, aun asi... prefiero que no le digaís nada! ¡dejadme sola!
El posadero salio y ella echo el cerrojo de la habitación y entre dolores consiguió dormirse.
Magneto estaba fuera mirando al cielo.
- ¡Juró que te mataré maldito brujo!- dijo Magneto lleno de odio.
Estaba sentado en el escalón de entrada a la posada.
El posaderó se le acercó.
- ¡Deberías entrar, hace frio!- le dijo preocupado.
- ¡No puedo hacerlo, he echo daño a la única persona que ha hecho algo por mí en años!- dijo lamentandose Magneto.
- ¡No será para tanto!- le respondió el posadero intentando restarle importancia.
- ¡Desde que mis poderes dejarón de ser tan efectivos tengo muchisimos problemas!- confesó Magneto.
El posadero le miró.
- ¡Puede que me interese que trabajes aquí!- le dijo el posadero.
- No le entiendo- dijo Magneto.
- Sé que le debes dinero a la chica por tú habitación- dijo- así podrás pagarselo.
- ¡Esta bien! ¡Lo haré!- contestó Magneto.
- Bien, mañana te avisaré, vete a dormir- le dijo el posadero.
Magneto se fue a su habitación, ahora tenía una habitación fija.
Allí se quedó toda la noche sin poder dormir mirando por la ventana las estrellas.
- ¡Odio sentirme tan debil!- se dijo a sí mismo.
El extraño individuo que se acercabá a la aldea iba despacio y con buena letra. Estaba muy agotado.
- ¡Bueno, vamos a ver que me encuentro!- dijo para sí
Entro en el pueblo. Era una bonita noche, serían aproximadamente las 2 y algo. Estaba cansado ya de correr, era hora de reposar y comer.
Llego al pueblo, todo esta silencioso, y había demasiada quietud para su gusto. Como si la gente temiera algo. Se dirigó hacia uno de los edificios mas altos del pueblo, suponiendo que era la posada. Acertó y no tuvó que dar más vueltas, el letrero de la entrada me indicaba que alli podría pasar la noche. Llamó a la puerta. No había respuesta. Llamo de nuevo y siguo llamando.
- ¡Maldita sea, a ver si...!- dijo detestando el momento.
Al fin contestan. Sale un hombre atabiado con ropajes de dormir y le pregunta que desea a estas horas de la noche. Sin mencionar una palabra le suelto lo que normalmente seria el doble de dinero para alquilar una habitación mucho mas decente que la de aquel cualquier antro, apartó un poco al posadero y se dispuso a entrar.
- ¡Hey, amigo, poddrias mostrar un poco de modales y decidme al menos que deseas entrar!- le dijo el posadero.
El hombre mantuvo el silencio.
- ¿Que pasa amigo?- le recriminó- ¿acaso se te a tragado la lengua el gato?
Más silencio.
- ¡En fin, puedes pasar, con lo que me has pagado tienes alojamiento de aqui a una sema...!- dijo el tabernero siendo interrumpido por el individuo que se abrió paso hacia la posada apartandole no muy bruscamente y subío las escaleras.
El hombre esperó a que el posadero subiera detras y le indicase cual era su habitación. Con aires el tabernero le mostró su habitación. Tranquilamente entró en ella y se desvistío lo suficiente como para echarse. Estaba reventado, pero antes de dormir cogío una de las sillas y atrancó la puerta con ella, luego cogío su mochila de viaje y la escondío en uno de los armarios, no sin antes sacar los objetos de valor y el dinero, habiendole hecho un pequeño desgarron a la almohada con una de sus navajas, introduciendo todo dentro y pasar a disimular el desgarron con la sabana exterior de la misma almohada.
- ¡Bueno!- se dijo- ¡ahora si que puedo dormir!
Asi que se tumbó tranquilamente habiendo asegurado antes la ventana y se dispuso a dormir.
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